viernes, 6 de enero de 2012

Tonto, Muerto, Bastardo E Invisible. J.J.Millás.


Tenía cierto interés en leer algo de Juan José Millás, al que he oído alguna que otra vez en programas radiofónicos, causándome grata impresión. A su vasta cultura une, a mi parecer, un gran sentido del humor y picó mi curiosidad el como sería su escritura.
Así me hice con esta novela de largo e inquietante título, aunque corta en páginas. Y me encontré, un poco con lo que esperaba, humor, un humor a medio camino entre Eduardo Mendoza y Tom Sharpe, un poco irreverente y deslabazado.
Nos cuenta Millás la historia de un alto ejecutivo público que debe trazar un perfil del empleado adecuado para su empresa, y de resultas, el suyo, su propio perfil no encaja en lo exigido, por lo que es fulminantemente despedido. Con esta premisa tan hilarante parte la novela, adoptando el protagonista el rol de tonto definitorio como primer estado del título. A partir de aquí, nuestro gilipollas se construye una personalidad paralela, un mundo no vivido que le va absorbiendo la sesera como gran metáfora del competitivo universo laboral de hoy día.
Pocos personajes y sin gran recorrido le acompañan en su mutación. Ni siquiera su mujer y su hijo toman protagonismo. Aquí es él el eje del universo, su propio universo.
Sin nadie que le haga sombra, Olegario y su bigote van escribiendo su propia trama, trufada de situaciones surrealistas y escenas esperpénticas.
Yo no pediría el Nobel de literatura para Millás por esta obra, no, pero tampoco le crucificaría como he leido en algunos foros. Bien es cierto que el arranque de la novela promete emociones que luego se van diluyendo en la misma imbecilidad del protagonista, y aunque contiene pasajes de gran efervescencia, el tono general se resiente.

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