Penalty a Falcao. |
El árbitro dio un recital de anticaserismo de manual. No nos habíamos colocado aun cuando el tipo se sacó de la manga un penal que no era tal, una mano pegadísima al cuerpo que supuso el gol mallorquín al minuto de juego. A remar amigos. Nos costó sacudirnos el golpe bajo. Pesados, lentos, imprecisos, nerviosos fuimos dominando tenuemente la primera parte, perdiéndonos en protestas justas por la dureza empleada - y no señalada- contra nuestro faro, nuestro timón brasileño, que a pesar del campo de minas caparrosiano se empleaba a fondo cuando no andaba rodando por los suelos.
Sobre la bocina del primer acto, Falcao la agarra al borde del área y se interna hábilmente hasta ser derribado por Nunes. Penalty claro, este si. Y empate del propio Radamel.
Salimos al segundo acto más precisos y decididos a por la victoria. Combinando bien, llegando por banda con Filipe y un gran Silvio, pero adoleciendo una falta de precisión en los últimos metros que llega a ser desesperante. Cuando no era un pase fácil fallado, era un tiro claro que rebota en un defensa, o un disparo que se va lamiendo el poste o lo atrapa el portero. O si no, el invitado incómodo, que se traga otros dos penaltys y desquicia a Dios y a su madre.
Quizás solo por eso o por todo a la vez, el caso es que vamos perdiendo comba respecto a los de arriba. Hoy si vi algo de nervios en la grada, cosa que no comprendo pues deberíamos esperar, al menos, al final de la primera vuelta, y ver allá donde estamos cada cual. Es cierto que son tropiezos pero no son derrotas, y convendría no olvidar que Manzano aun no lleva los 100 días de cortesía que se deben dar a cada director de grupos antes de juzgar su trabajo.
Seguiremos informando.
Próxima estación Athletic de Bilbao, jueves y Real Zaragoza en el Calderón, el domingo. 9º en la general.
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