Como ya dije en la entrada anterior sobre Manet, cuando vino a España, principalmente quería admirar la obra de Velázquez y los pintores barrocos. Y se topó con Goya, al que conocía por lo poco que había del aragonés en el Louvre. En el Prado se deleitó con la extensa obra guardada y, sin duda le influyó poderosamente en su trabajo posterior. Indudable es la herencia en su "La ejecución del Emperador Maximiliano I de México" de "Los fusilamientos del 3 de mayo". Narra un episodio parecido en el fusilamiento del Emperador, a manos de las tropas de Pancho Villa y Emiliano Zapata. El pelotón, al igual que en Goya, es una máquina de matar sin rostro. Pero la influencia es mayor en el grupo de gente que contempla la escena, deudores de los personajes de las Pinturas Negras
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