En la Davis 2011. |
Años lleva la coalición Izquierda Unida solicitando a la Casa Real transparencia en sus cuentas, una especie de auto-auditoría para que sus súbditos durmamos un poco más tranquilos. Y años lleva Zarzuela negándonos esa información, al tiempo que se embolsa 8 millones de euros anuales procedentes de la caja común. Han tenido que saltar por los aires los tejemanejes de un miembro de tan regia familia para que todos ellos se pongan en boca de la ciudadanía. Y mira por donde que, de golpe y porrazo, el rey afea la conducta a su yerno y de paso anuncia que publicará sus cuentas pormenorizadamente.
A Urdangarín como diría un castizo, le ha cagao el palomo. De momento le han apartado de la vida pública real, imagino que hasta que se sepa que pasa con su caso. Y que diga que sus presuntos desvíos monetarios no tienen que ver con su familia postiza, no cuela. Y no cuela porque es por estar casado con quien está casado por lo que eran posibles sus trasiegos. ¿Si no de qué le iban a regalar dineros públicos las comunidades balear y valenciana (de momento, que se sepa) a él?... ¿Por su pasado balonmanístico culé, quizá?... Amosanda Iñaki, cuéntanos otra...
Y luego está el tema de su esposa. Como todos los que estamos casados sabemos, cuando compramos una casa de 9 millones de euros y le entregamos las llaves a nuestra santa, ella no pregunta ni le interesa de donde salió el parné, solo se preocupa de escoger el cortinaje. Y cuando llegan nuestros suegros a ver la choza, no tienen por más que felicitarse de lo bien que nos van los negocios y de lo bien que administramos la asignación que nos toca.
Si todo eso no fuera bastante para establecer una relación corona-negocios turbios, pues nada, a seguir chupándonos el dedo y a continuar envidiando a su majestad cuando coge un avión de la Fuerzas Aéreas y se va al reino de Baréin a ver las carreras de Formula 1... Con dos cojones el tío. Con la que está cayendo entre sus súbditos, con cientos de familias siendo despojadas de su vivienda y su dignidad, el señor sigue exprimiendo el Tesoro Público como si su reino no fuera de este mundo.
Y no crean que tiene un triste y demagogo detalle, no sé, un renunciar aunque sea un año a su asignación, algo que nos haga concebir esperanza y ceer que es verdad, eso que tantas veces en la Historia nos han dicho de que las monarquías descienden directamente de la divinidad. Nada. Funcionarios reales pero funcionarios al fin y al cabo, como el propio príncipe se encargó de tirarle a la cara a aquella joven que se atrevió, en la calle, a cuestionar su papel.
Pero mientras Juan Carlos calla y otorga, la calle rumia. Pierde enteros la institución a marchas forzadas porque el pueblo es sabio y empieza a cuestionarse el papel que desempeña algo que nos cuesta tanto dinero. Y cuando el pueblo se hace preguntas, ya se sabe lo que pasa. Este año los creadores del discurso navideño real tendrán que afinar mucho, mucho.
Si ahora mismo se realizara un referéndum en nuestro país sobre la continuidad o no de la monarquía, es más que probable que el resultado fuera no. Y que esto se perciba por primera vez, desde su ascenso al trono por la gracia de Franco, debería ser significativo. Y hacérselo mirar, por supuesto, y no lo digo por las cosas turbias de su yerno que de eso, en este país, estamos curados de espanto. Lo digo porque no nos puede tratar como analfabetos, como trataban sus antepasados a sus súbditos, no dar explicaciones ni cuentas él, precisamente él que se llena la boca cuando dice que es el primero de los españoles...
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