viernes, 9 de septiembre de 2011

La Tomatina. Buñol.


Yo estuve allí. Era jovencito pero lo recuerdo perfectamente. Y hoy al ver las magníficas fotos de Big Picture (La sección de fotografía del Boston Globe) sobre la fiesta, me doy cuenta de que las tradiciones cambian poco, muy poco. Y ni falta que hace. Es la Tomatina de Buñol una de esas fiestas veraniegas de nuestra España que más simpatías despierta entre nacionales y extranjeros. Hasta el todopoderoso Bolliwood se ha fijado en ella, y tiene en una de sus películas más taquilleras, escenas de la guerra de tomates de la localidad valenciana.

Hará casi 30 años que estuve allí, con mi mujer, el primo F. de Valencia y sus amigos. Por aquel entonces, la fiesta no tenía la repercusión que tiene hoy día, y dudo que la televisión la hiciera noticiable.
El caso es que ellos, mi primo y sus amigos, como buenos valencianos, estaban al corriente. Y allá que nos fuimos, en bañador y con la camiseta más vieja que teníamos.

No tendría  repercusión, pero os aseguro que estaba a reventar de gente.
 Cuando aquellos camiones hicieron su aparición, entramos en una especie de locura roja. Una suerte de lucha ancestral, sin vencedores ni vencidos. Un todos contra todos amigos, teñido de la sangre dulzona de la huerta. Nosecuantosmil kilos de tomate de munición...Cero heridos.

Y tras el fuego purificador, la bendita lluvia, en forma de duchas comunitarias a las afueras del pueblo. Nosotros volvimos a Valencia pero la fiesta continuó.
 Y no soy exagerado al deciros que me estuvieron saliendo pepitas tomateras de las orejas y ciertas partes, un par de días más. Y tampoco exagero al decir que aborrecí el tomate durante mucho tiempo.
No se si volveré algún día, pero uds. no deberían perderse la experiencia. Recuerden: Finales de agosto, Buñol, Valencia.

Y como siempre, los gigantes Siniestro Total que tienen una coplilla adecuada para el momento. No me mates con tomate, y no se hable más...

2 comentarios:

  1. no le encuentro la diversión a esta fiesta.

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  2. La Suerte Está Echada9 de septiembre de 2011, 16:04

    No deja de ser una fiesta veraniega más, Fernando. Si es cierto que es de las más originales y, por supuesto, mucho mejor que cualquiera de esas que maltratan animales. Un saludo.

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