"Ribera moja su pincel en la sangre de todos los santos". Así se expresaba Lord Byron, el escritor del Romanticismo, acerca de José Ribera "el españoleto". Llamado así por los italianos, pues pasó allí la mayoría de su vida. A los 17 años llegó a Roma y ya nunca volvería a su país. En la capital italiana no permaneció mucho tiempo, pues una serie de deudas le hicieron huir a Napoles. Pronto tuvo éxito recibiendo encargos en el virreinato español. La leyenda habla de que creo una banda de matones, junto con otros dos pintores, que impedía que otros artistas trabajaran en Napoles. A uno de ellos, por la noche, le borraban el trabajo que hacía en una iglesia, y a otros, directamente, les apaleaban.
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Mujer barbuda. Museo del Prado. |
Pero como tantas veces, el genio pasa por encima de éstas cosas, y de Ribera ha quedado su Naturalismo y Tenebrismo. Tanto que, de la legión de seguidores de Caravaggio, fué, de lejos, el mejor.
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