Mi amigo Daniel Oliver publicaba hace unos días una lista de los estrenos cinematográficos para 2011. Lo hacía en cinefilo.es, y me llamó la atención la cantidad de secuelas, fritos, refritos, continuaciones, enlatados, adaptaciones y demás. Lo cual me lleva a pensar que la industria de Hollywood pasa por una crisis de ideas. En los tiempos que corren está claro que se asumen pocos riesgos. La taquilla manda, el 3D aprieta y, porqué no decirlo, dónde esté una buena séptima parte de Star Wars, que se quiten los experimentos. Al espectador-pagador dale efectos especiales, ritmo trepidante y sonido agobiante-surround, que lo fidelizas. Si a esto añadimos a los guionistas y su capa caída, que no se sabe muy bien si ya terminaron su huelga, pues eso, a refugiarse en los clásicos toca.
Excepciones?... Estaban en la lista Eastwood y Allen, pero éstos no pertenecen a la Industria, van por libre.
Y luego están las infantiles, ya rozando a juveniles, que se copian unas a otras sin pudor.
Te colocan el trailer del nuevo estreno con meses de antelación, clin, clin caja, y algunos hasta te explican la película de cabo a rabo. Excepciones?... ¿Volverás pronto, verdad Tim Burton?
Pues como hagan la séptima de Star Wars, mis hijos (10 y 8 años) se vuelven frikis setenteros del todo, jajajaja. Es que han visto las otras 6 como unas mil veces.
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